La pandemia declarada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en marzo del 2020 por el brote de covid-19 supone ya todo un reto para la medicina y la investigación. Sabemos que entre los síntomas principales se encuentran la pérdida del gusto y el olfato, cefaleas, fiebre, tos y fatiga. Sin embargo, en algunos pacientes los síntomas aún continúan después de la recuperación inicial. Estas personas han pasado a denominarse “pacientes a largo plazo” y sufren las secuelas de la enfermedad pasados meses tras el alta. ¿Qué sabemos de la persistencia de estos síntomas? Veamos con más detalle qué síntomas persistentes son los más frecuentes y sus características.
Secuelas a largo plazo de la covid-19
¿Sabías que las secuelas del coronavirus pueden persistir durante varios meses? El virus puede dañar el corazón, el cerebro o los pulmones y derivar en problemas de salud más graves como la fibrosis pulmonar. Otros síntomas a medio y largo plazo podrían ser dolor de cabeza o muscular, problemas de concentración, memoria e insomnio, pérdida de cabello y erupciones cutáneas o latidos fuertes y rápidos del corazón.
Aunque se trata de una enfermedad que afecta principalmente a los pulmones, puede causar daño en muchos otros órganos. A continuación, te presentamos las secuelas más persistentes observadas hasta el momento.
Fatiga y estado de ánimo afectado
Los pacientes más graves necesitan cuidados intensivos con asistencia mecánica como la de un respirador. Pasar por esta experiencia puede dar lugar a lo que conocemos como síndrome post UCI. La persona afectada tendrá más posibilidades de desarrollar un cuadro de estrés postraumático acompañado de ansiedad aguda y depresión.
Por otra parte, muchos de los afectados que, a priori, se han recuperado, desarrollan el síndrome de fatiga crónica. Se caracteriza por una fatiga extrema que empeora cuando realizamos algún tipo de actividad física o mental. Sin embargo, nunca mejora con un descanso adecuado.
Daño en los órganos
Las pruebas realizadas a los pacientes después de su recuperación muestran daño duradero en el corazón, incluso en personas que presentaron síntomas leves. Esto podría derivar en una insuficiencia cardíaca u otras complicaciones.
Por otra parte, la covid-19 causa accidentes cardiovasculares, incluso en gente joven. Así pues, pueden presentar convulsiones o una parálisis temporal (Síndrome de Guillain-Barré). También aumentan las posibilidades de sufrir enfermedades como el párkinson o alzhéimer.
Los alvéolos de los pulmones podrían llegar a verse seriamente comprometidos. El tipo de neumonía por covid-19 puede causar un grave daño a estos pequeños sacos de aire. El tejido cicatricial formado posteriormente frecuentemente deriva en problemas respiratorios que persisten con el paso de los meses.
Problemas en los vasos sanguíneos y coágulos
Cabe la posibilidad de que las células sanguíneas se aglomeren. En este caso, estaríamos hablando de la formación de coágulos que podrían desencadenar en un ataque al corazón y diversos accidentes cardiovasculares. De hecho, los expertos creen que el daño al corazón lo causan unos coágulos diminutos que bloquean los capilares del corazón.
Por otra parte, los pulmones, los riñones, el hígado o las piernas podrían verse afectadas por este tipo de coágulos. Los vasos sanguíneos se debilitan y se provocan fugas. Esto puede suponer problemas duraderos en los riñones y el hígado.
Pese a que no se conoce mucho sobre las secuelas a largo plazo, los especialistas e investigadores de la covid-19 aconsejan que los médicos vigilen a las personas afectadas después de su recuperación para ver si el funcionamiento de los órganos vitales es el correcto. De hecho, ya son muchas las clínicas que brindan atención médica a pacientes con síntomas persistentes u otro tipo de enfermedades derivadas del coronavirus.
Queremos recordar que la mayoría de personas afectadas se recuperan de una manera rápida y sin mayores problemas. Sin embargo, es importante que pongamos todo nuestro esfuerzo en reducir la transmisión del virus. Por ello, no debemos olvidar seguir todas las medidas de seguridad como ponerse la mascarilla siempre que interactuemos con gente que no sea del núcleo de convivencia, evitar los lugares con aglomeraciones y mantener una buena higiene de manos.
En definitiva, las secuelas a medio y largo plazo se siguen investigando para así poder fomentar una buena salud tras pasar la enfermedad. Se sabe que a nivel pulmonar un alto porcentaje de afectados que han presentado síntomas graves siguen teniendo alteraciones en el sistema respiratorio tres meses después del alta. Un seguimiento médico para determinar la incidencia verdadera de las secuelas y su tratamiento resulta de vital importancia. Te recordamos que en Centro Médico Enova
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